Una adolescente llamada Sara (Laura Galán) tiene que sufrir el acoso por parte de sus “compañeras” de clase en un pequeño pueblo de Extremadura. Sin embargo, la llegada de un extraño y la desaparición de las compañeras hará que Sara tenga que decidir entre hablar o vengarse a su manera. La directora Carlota Pereda, quien ya estrenó en 2018 el corto del cuál surge esta película, nos trae una apuesta de terror y que ha cosechado buenas críticas. Aún así, es nuestro deber hacernos a nosotros mismos la siguiente pregunta, ¿es para tanto?
En un principio “Cerdita” parece ser la típica película de venganza adolescente por parte de quien sufre el atropello social. Y no es para menos, Sara no es precisamente la más popular y querida del pueblo, más bien es la diana de todas las burlas por parte de adolescentes con la empatía de una piedra, jóvenes guapas y maleducadas. Incluso una de ellas, quien parece encontrarse entre la espada y la pared, acaba cediendo a la diarrea mental de las acosadoras. Para mí es la peor de todas, porque quien es malvado lo es y punto, pero quien sabe distinguir entre lo que está bien o está mal y acaba decantándose por lo segundo por miedo a ser rechazado, me produce un profundo asco. Dicho esto, ya nos hemos topado con dos clichés de campeonato. Por un lado, Sara, la tímida gorda que no es capaz de defenderse. Por otro, las acosadoras estupendísimas ellas. Pero la historia no arranca definitivamente hasta que aparece en escena un hombre de aspecto desaliñado, con gorra y una furgoneta con la pegatina de los Gusanitos Risi. Tercer cliché, el loco depravado que en su interior esconde un pequeño corazoncito. Y es aquí donde, para mí, la película pierde la oportunidad de enfrentarnos al gran dilema. Me explicaré y que nadie me acuse de desvelar parte de la trama porque ya se desveló en su día con el cortometraje.
No es Sara, la víctima, quien decide vengarse en un arrebato de ira, sino el loco que pasaba por allí. De haber sido ella, el espectador tendría que haberse enfrentado a la idea de empatizar con la víctima convertida en asesina. ¿Hasta qué punto se le podría recriminar a Sara el cargarse a sus acosadoras? Por supuesto no es el camino, pero somos seres humanos y la vena animal la tenemos, vaya que si la tenemos. Ahora bien, ¿realmente existe el loco o es un desdoblamiento de Sara? En realidad, el loco existe, pero no deja de ser el pensamiento proyectado de Sara, lo que a ella le gustaría hacer, pero no es capaz. Eso sí, Sara es testigo del secuestro de las compañeras, por lo que deberá decidir si denunciar o no. Ese es el dilema moral.
La película de Carlota Pereda no llega a ser un slasher, aunque tiene ciertos elementos propios del género. “Cerdita” es una película de terror ibérico, en parte al gran acierto de situar la historia en un pueblo remoto y apartado de Extremadura, con todos los arquetipos de esta nuestra España. Entretenida.
Isaac Cabrera Bofill
Lcdo. Ciencias Políticas y de la Administración