Dietario de un fotógrafo pobre / Pero ándeme yo caliente y ríase la gente

La ribera marina viene en agosto colorida como techo de verbena de cuando los farolillos que ahora son a todas horas y festoneada de medusas en plan industrial. Nada que ver con aquella playa del Lido que veo en una revisión de Muerte en Venezia de Visconti. El verano aristocrático del mundo de ayer; un calor decadente que avanzaba lo por venir: un siglo de guerras. Nos faltó del maravilloso Luchino su visión de A la busca del tiempo perdido de Proust.¡ Qué gran adaptación nos hemos perdido! Acaso Scoserse, tras revisionar también su La edad de la inocencia, habría podido recrear el mundo de Swann, Guermantes, las muchachas o muchachos en flor. Nos vamos sin verlo y cada vez más otros muchos se iran sin leerlo. Da igual, no les interesa, pues que ya la poesía es esa estridencia de la Peluso y por ahí que han traido los cadenones de oro dorado de la Marbella que reivindican en un programa de la tv haciendo panegírico de la jet set hortera del cuché y que propició el crecimiento desmesurado de fortunas que terminarían por devorarlos. Ahora, pasado el tiempo, quieren recobrarlo con golpe de nostalgia de aquel pelazo con caspa y túnica de las mil y una noche bordada con hilo dorado la gasa sintética. Ibiza siempre ha sido más cool y menos folletín. Ibiza ha sido más de la cal, el agave y la moda ad-lib, aunque ahora, dicen, de eso queda poco. Convengamos que toda la ribera del mar con su ola de calor está aquejada de mal gusto que viaja a la velocidad del virus global. Ya no hay un chori peculiar con su transistor, pues que el verano en un transistor en sí voceando un regetón. Aquel chori, adamascado de suburbio urbano, tenía algo de esos olores que son fabulosos cuando están diluidos. Ahora el choricismo es la tónica con olor fecal de la algalia en estado puro. En estos días, cuando entonces, la dosis feroz de luz y calor venía empapada de la esencia de higuera y nardo. Hoy la varita de nardo va perfumada con spray tras sacarla del congelador. Y al chulo playa de antes me lo han vestido políticamente correcto de score que usa bizum para sus corredurías. Así que veré pasar el ferragosto revisando viejas películas como A summer place, Dos en la carretera y My fair lady y en el ancianote pick-up oyendo a France Gall, Adamo, Mina y hasta Balada triste de trompeta con el microsurco picado de tiempo. Un apolillado en toda regla, pero ándeme yo caliente y ríase la gente.

 

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