Eficacia en lo ineficaz

La eficacia en lo ineficaz

La pandemia sigue su curso y las alarmas siguen tan activas como ya hace casi un año. Así, el Carnaval, San José en La Herradura, la Semana Santa o las Cruces serán tachadas en la agenda de nuestro calendario de fiestas y costumbres para 2021. Esto en lo que se refiere a los eventos más cercano. Pero queda por ver si en junio volveremos a vivir un San Juan también atípico y probablemente las celebración de la virgen del Carmen o las Fiestas patronales también sean con seguridad candidatas a ser tachadas en este 2021.

Hasta el momento, esta tercera ola es mucho peor que las anteriores y la curva de contagios sigue en imparable subida tras un mes de diciembre donde se bajó la guardia por la celebración de la Navidad. Ahora las lamentaciones son pocas, pero en su momento las protestas se debían a la posibilidad de que no pudieran celebrarse las mismas. Con este panorama, que al parecer tampoco podrá, por el momento, solucionar la vacuna y mucho menos cuando los calendarios de recepción de las mismas están resultando desastrosos o su distribución dependiente tanto del suministro del medicamento como los distribuidores estatales, es más que probable que 2021 no sea un año para recordar debido al desastre que puede provocar el tejido económico cada vez más deteriorado y el consiguiente malestar social tras muchos meses de medidas que, más que poner soluciones, se desarrollan en una espiral de contradicciones.

Nuestra localidad en particular, y la Costa Tropical en general, lleva camino estos días de convertirse en un foco importante de contagios. Al ejemplo perimetral de Salobreña puede que en esta semana siga Almuñécar y Motril, ambas con un índice de incidencia de contagios, que en la primera pasa de los 500 y en la segunda los roza en los datos facilitados el pasado viernes y que en la semana que hoy se inicia puede corroborar la medida.

Mientras tanto, el Gobierno central se niega a permitir el adelanto del toque de queda a las 8 de la tarde, reclamado por algunas autonomías, entre ellas la andaluza, y mucho menos a un nuevo confinamiento de la población, que para muchos sería una solución más contundente y acaso de eficacia mayor, tal como ocurrió con la primera ola, y que ahora nos acercaría a la tan esperada inmunidad de rebaño siempre que se agilice la política de vacunación.

El escenario no parece querer cambiar los muebles y seguiremos al albur de falsos milagros y siempre gran eficacia en lo ineficaz.

 

 

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