Cerrar a las seis de la tarde para volver a abrir a las ocho y hasta las diez y media, le parece a la hostelería andaluza una medida que no tiene justificación alguna. La Junta aduce que alargar el tardeo y las sobremesas es un factor de riesgo sanitario y que el límite diurno de las seis de la tarde es una manera de evitar aglomeraciones en los locales que conlleva la ingesta de más alcohol con el consiguiente relajo de las normas de distancia y precaución. Solo las cafeterías pueden llevar a cabo un horario initerrumpido con la prohibición de servir bebidas alcoholicas en dicha franja horaria.
Mientras tanto, como decía la canción «Sillas y mesa vacías» en el musical Los Miserables, «Estas sillas hoy vacías
fueron suyas una vez».
El malestar es evidente, se masca, se huele, y tanto empresarios de bares de copas y restauración no están conformes con la medida y mucho menos cuando llevan muchos meses en un equilibrio sensible al despeñe total de la actividad, para los que aguantan todavía.
«No entendemos que guardando todas las medidas sanitarias y adaptando los locales a los controles de capacidad y distancia no se relaje en cierta medida la norma. Pero para cerrar a las seis y abrir a las ocho hasta las diez, es absurdo», comenta un empresario de chiringuito que asegura que en esa franja de cierre concentra buena parte de su negocio. «Hay gente que le gusta tomarse una copa tranquilamente en la terraza, ver atardecer y luego `pasar al aperitivo y pedir la cena. Si a las seis de la tarde le obligas a marcharse, ese cliente ya no vuelve a las ocho: se va a su casa y santas pascuas. Y mucho más durante los fines de semana y las fechas que vienen».
«Entiendo que todos debemos estar unidos contra esta pandemia, pero no es racional que unos sectores sufran más cargas que otros. Por esa regla de tres que pongan también franjas horarias a los grandes centros comerciales donde se están viendo aglomeraciones todos los fines de semana», critica el propietario de un restaurante.
Para una gran mayoría, las ayudas, si las hay llegan mal, y pese a que los ayuntamientos están llevado medidas a cabo en el cobro de impuestos por ejemplo en terrazas, (en el caso de Almuñécar se tomó la medida de gratuidad en terrazas desde marzo a este 31 de diciembre y se han aprobado 250.000 euros en ayuda), al colectivo de la restauración les parece bien, pero a nivel estatal insuficientes. El próximo martes el Consejo de Ministros aprobara una medida que obliga a los comerciantes el derecho a exigir una rebaja del 50% a los locales de hostelería y comercio propiedad de grandes tenedores (aquellos que tienen mas de una decena de inmuebles sin contar garages o trasteros). ¿Y si los propietarios de inmuebles no llegan a ese volumen? A este respecto, y en relación a las medidas que tome el Ejecutivo el próximo martes, el comercio teme que las medidas no satisfagan las necesidades reales. «Llevamos desde el principio reclamando ayudas y ahora dicen que que van a quitar las cuotas a la Seguridad Social y ampliar el pago de los crédito ICO. Todo muy bien ¿pero por qué no se ha hecho antes?, se interroga otro empresario que ha terminado por cerrar y esperar que pasa de cara al verano.
«Los políticos no están en la realidad», afirma contundente un empresario que de tener ocho empleados ha pasado a tres, que es el nucleo familiar de su negocio. «Sin turismo extranjero de invierno dime cómo pasamos los próximos meses que vienen hasta Semana Santa y eso si se celebra que para mi que no. Es muy fácil recibir un sueldo mensual, pero para quienes curramos la situación es muy distinta cuando las cajas han bajado hasta un 80% y si se factura un 50% es imposible mantenerlo, de esto en los despachos no quieren darse cuenta. Para mi ha sido la gran decepción de mi vida y te digo que no voto más», añade con un tono de tristeza que supone poder perder un negocio que regenta desde hace treinta años y la decepción en cosas en las que creía, cadavez menos -subraya, toda la vida.
Según la patronal Hostelería de España «ya han desaparecido 85.000 establecimientos y prevén que la cifra llegue hasta los 100.000, lo que supone un tercio de los bares y restaurantes totales que había antes de la pandemia. El sector, desde el inicio de la pandemia ha sufrido cierres forzosos y limitaciones de aforo tanto dentro de los locales como en las terrazas y una caida de la facturación que se prevé de 67.000 millones de euros en 2020 con unos 670.000 empleos en riesgo. En total, la factura del año para la hostelería podría acabar con 1,1 millones de empleos menos. Además, el sector del servicio de comidas y bebidas es el que más personas tiene en un ERTE. En concreto, a finales de noviembre sumaban más de 226.000 personas. Si se les suma las de los establecimientos alojativos la cifra alcanza los 334.000 trabajadores, y a 400.000 si se suman los ERTE parciales. Hay que recordar que en España, a cierre de noviembre, los ERTE en todos los sectores de la economía sumaban casi 750.000».
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