A finales de los años 70, un productor norteamericano de medio pelo llamado Wayne (Martin Henderson) ha visto un filón comercial en el cine pornográfico. Más pronto que tarde, él y un grupito de jóvenes promesa de las películas para adultos, entre ellos su pareja Maxine (Mia Goth), se van en una furgoneta a una granja situada en algún rincón de Texas. Este enclave es propiedad de un matrimonio de ancianos de conducta extraña. Y tan extraña, os lo aseguro.
Ti West, director estadounidense especializado en terror y cuya filmografía no es muy destacable que digamos (algún trabajo se escapa como ‘La casa del diablo’ en 2009 o ‘Los huéspedes’ en 2011), sorprende con un título que no está nada mal. Al menos es lo que pienso sobre ‘X’, una historia que pasa por ser todo un recorrido, y también un homenaje, por el cine de terror de los años 70. ¿Por qué? Pues en primer lugar porque nos recuerda a aquellas cintas del cine exploitation, es decir, aquellas en las que podíamos ver con todo tipo de detalles a personajes consumiendo drogas, coitos bastante explícitos (que fino me he puesto) y ejerciendo la violencia hasta el punto de acabar manchados de sangre y vísceras como para ponerse a hacer morcilla para todo el pueblo una vez terminado el rodaje. En definitiva, este género buscaba transgredir las líneas morales y siempre contaban con un presupuesto limitado y la mayoría de las producciones eran de una calidad más que cuestionable. Sin embargo, con el paso del tiempo muchos títulos de este género se han convertido en obras cinematográficas de culto.
‘X’ queda contextualizada en una década importante para el cine pornográfico en Estados Unidos, pues fue a partir de los 70 cuando esta industria pudo respirar gracias a que la legislación comenzó a ser más laxa, hasta el punto que hubo un estallido de negocios relacionados con este mundo, como los famosos cines X. Pronto, empezó a surgir películas pornográficas que podían consumirse en los cines y en las tiendas eróticas. Eso sí, no fue hasta finales de los 70, la historia de Ti West se desarrolla en 1979, cuando este tipo de material empezó a ser consumido en formato doméstico. Los que se adaptaron a los nuevos tiempos, se forraron.
Usar como escenario una granja perdida en algún lugar de Texas es todo un acierto. Este estado es uno de los más conservadores de los Estados Unidos, por no decir ultraconservador. Durante toda la película, hay como protagonista una televisión encendida con un programa en el que aparece un predicador, micrófono en mano, alertando del libertinaje que supuestamente se ha instalado entre la juventud estadounidense, jóvenes pecadores que irán directos al mismísimo infierno para purgar toda su indecencia. De algún modo, la pareja de ancianos está en consonancia con esta manera de pensar, aunque como suele ocurrir, los que más golpes de pecho se dan son luego los que más líneas rojas traspasan. Pero más allá del conservadurismo de la vida rural en Texas, ‘X’ nos avisa de lo inevitable, del tiempo que se nos escapa entre los dedos sin poder hacer nada por nuestra parte. La juventud es un momento, un instante, un parpadeo, una fotografía a la que recurriremos para reconocernos tras observar que el espejo nos devuelve un rostro arrugado de mirada cansada, un cuerpo que ya no es deseado más que por la inevitable y última caricia de una muerte segura.
Por supuesto, no se puede obviar el hecho de que la productora A24 está detrás de este trabajo de Ti West, un sello que se está ganando a pulso su prestigio internacional con títulos como por ejemplo ‘La bruja’ (2015, Robert Eggers), ‘A Ghost Story’ (2017, David Lowery), ‘Hereditary’ (2018, Ari Aster), ‘Midsommar’ (2019, Ari Aster), ‘First Cow’ (2019, Kelly Reichardt), ‘El caballero verde’ (2021, David Lowery) o ‘Saint Maud’ (2019, Rose Glass). Hay muchas más.
‘X’ es un muy buen slasher con una notable influencia de ‘La matanza de Texas’ (1974, Tobe Hopper), un ambiente setentero bastante conseguido y unas actuaciones que te meten de lleno en la historia. Todo encaja para darnos un final de infarto, aun sabiendo cómo va a terminar todo, cuya fuerza se nota incluso después de terminar la cinta. Hasta la música sabe aparecer en el momento justo para darnos a entender lo que se avecina. Ocurre lo mismo con lo captado por la cámara en determinados momentos, avisándonos de que algo muy malo va a suceder. Por cierto, hay un plano cenital en un lago con el que el corazón se sube a la boca.
En definitiva, ‘X’ es más que disfrutable, un soplo de aire fresco para un género con el que tampoco se puede hacer mucho más. ¿Podemos decir que Ti West se ha pasado el juego? Juzgue usted mismo.