Elena Navas es arqueóloga municipal del Ayuntamiento de Almuñécar
El Ayuntamiento de Almuñécar, consciente de la riqueza arqueológica e histórica de la ciudad y del compromiso social que esto supone, viene ofreciendo a la ciudadanía varios programas de difusión del patrimonio arqueológico de Almuñécar-La Herradura, en la certeza de que darlo a conocer es la mejor manera de protegerlo y conservarlo. El programa educativo en patrimonio arqueológico titulado “Un mar de historias”, va dirigido a los Centros Educativos, con Actividades Didácticas e Itinerarios Arqueológicos elaborados específicamente para cada nivel educativo; “Un Paseo por la Historia” es un programa de divulgación para conocer y disfrutar del pasado histórico de Almuñécar-La Herradura y las “Jornadas de Arqueología de Almuñécar”, que en 2023 hicieron su décima edición.
La interpretación del patrimonio que se ofrece en las actividades culturales mencionadas se basa en los resultados publicados sobre la investigación arqueológica realizada en el municipio de Almuñécar desde mediados del siglo XX, utilizando un vocabulario de identificación y descripción propio de cada época histórica, para familiarizar con los nombres de las deidades, las cerámicas, arquitectura, vestimentas, adornos personales o alimentos, acercando la vida cotidiana de cualquier etapa cultural y generando lazos históricos basados en el conocimiento, la empatía y la comprensión.
La cantidad y variedad de restos arqueológicos en Almuñécar es apabullante, porque son más de 3000 años de historia continuada, encontrándose en buen estado de conservación debido a que han permanecido en uso o enterrados a lo largo del tiempo. Este es el caso del Acueducto Romano de Almuñécar, una obra de ingeniería monumental que se ha mantenido en uso hasta 2014. Su buena conservación ha sido fruto del constante mantenimiento por parte de la comunidad de regantes que lo han utilizado como arteria principal del sistema de riego agrícola.
A lo largo de 2000 años de uso continuado del acueducto, se han producido numerosos arreglos y restauraciones que han enriquecido la historia del monumento con la utilización de técnicas constructivas diferentes, muy bien reflejadas en el uso de materiales distintos según la época. De ahí que en uno de los arcos del conocido como “Acueducto de Torrecuevas” se pueda observar la impronta de tablas y rebabas en un mortero de cemento, tras un arreglo de los años 60 del s.XX; pero al igual que ocurre en la Alhambra de Granada, los arreglos que se producen a lo largo del tiempo añaden episodios históricos a sus muros, sin restarle antigüedad a la construcción original.
Utilizando el tramo de arquería conocido como el “acueducto de La Carrera”, podemos explicar diferentes cuestiones acerca de la cronología y contexto histórico del acueducto romano en su conjunto. En este lugar, los arcos permanecieron enterrados bajo varios metros de sedimento hasta el momento de su excavación en 1993 por el equipo del arqueólogo Federico Molina Fajardo, que encontraron cerámicas romanas del s.I en los niveles de cimentación. Durante la excavación arqueológica se documentaron numerosas sepulturas musulmanas pertenecientes a la antigua necrópolis de época nazarí situada junto a la Puerta de Granada; esto nos está indicando que el acueducto es anterior en el tiempo a la época andalusí, como también se desprende de las descripciones recogidas en fuentes documentales árabes desde el s. XI, sobre construcciones para abastecer de agua a la ciudad, anteriores al asentamiento de los musulmanes en al-Munakkab.
Durante la excavación arqueológica mencionada se pudo documentar un arreglo del s.XVI, a base de dos pilares de mampostería encintada con hiladas de ladrillo, para sostener el cauce del acueducto tras el deterioro de uno de los arcos centrales; dichos pilares montan sobre un paquete de más de un metro de sedimento, lo que indica que se construyeron cuando las termas estaban abandonadas y el espacio colmatándose, pero con el acueducto aún en uso. Los arreglos en el acueducto se producen desde el mismo momento de su construcción, por eso hay un arco reforzado que se integra en la obra del paramento.
Junto al acueducto se encontraron unas termas romanas construidas en época republicana romana, con el paso del tiempo se deterioran y tras construir el acueducto se remodelan, adecuándolas al trazado de la arquería. La manera de construir en el s.I es común a todas las obras de la misma época: La factoría de salazones y salsa garum del Majuelo; el criptopórtico de la Cueva de Siete Palacios; los columbarios; las numerosas villae, y también las termas de La Carrera, así como los dos monumentos funerarios junto al acueducto. Todas estas construcciones son de piedra del lugar, con muros de mampostería; a esta forma irregular de colocar las piedras, sin formar hiladas, es a lo que los romanos llamaron opus incertum. Al igual que al mortero hidráulico le llamaron opus signinum, y se utiliza de dos formas distintas: Cuando se trata de contener el agua en piletas o piscinas se utiliza un mortero de cal que incluye trocitos pequeños de cerámica; cuando el agua está en movimiento, como es el caso del cauce del acueducto, este va revestido de un mortero de cal muy fino, para que el agua no arrastre partículas al rozar la superficie, pero ambos tienen la misma función, impermeabilizar para impedir que el agua se pueda filtrar y perderse.
Los ladrillos que vemos en los muros del acueducto de La Carrera, no son romanos, son fruto de la reconstrucción del acueducto a finales del s.XX, y se utiliza el ladrillo para distinguirlo de la obra original que utiliza piedra del lugar, los esquistos y micaesquistos que son las rocas que conforman el terreno natural de Almuñécar. Por tanto, si se analizasen esos ladrillos por termoluminiscencia, darían error en la cronología. Eso mismo ocurriría con las tuberías de cerámica que se atribuyen al sifón del acueducto de La Carrera, pues durante las excavaciones arqueológicas no se encontraron ninguna pieza de ese tipo.
Es importante no confundir el tramo del acueducto romano de La Carrera, con el tramo del acueducto de los Arcos del Ingenio, que es de época contemporánea, construido para las instalaciones relacionadas con la producción de azúcar de caña. Este acueducto está fabricado con ladrillo y aparece en numerosas fotos antiguas; recordemos que el acueducto romano de La Carrera permanecía enterrado, luego no puede aparecer en fotografías.
Tenemos la suerte de que muchos investigadores se han sentido interesados por el acueducto de Almuñécar y han basado sus tesis doctorales y estudios de investigación es esta ciudad en época romana, lo que ha proporcionado una información muy importante para conocer Sexi Firmum Iulium y su territorio. Desde aquí agradecemos que investigadores tan reconocidos como Pellicer, el padre Sotomayor o Federico Molina Fajardo, realizaran sus excavaciones arqueológicas en Almuñécar, y que sus trabajos hayan tenido continuidad en la siguiente generación de investigadoras como Elena Sánchez y profesionales de la arqueología como Antonio Burgos, asegurando que la investigación científica continúa con excelentes resultados y multidisciplinariedad, al intervenir, con proyectos de restauración, el equipo de Pilar Aragón.
Gracias al interés de todas las personas que con su participación colaboran en la conservación de los restos arqueológicos del pasado de Almuñécar, y un agradecimiento muy especial a Miguel el acequiero y su yerno Emiliano encargados de mantener el acueducto romano en funcionamiento como una acequia más de la Comunidad de Regantes, así como a Andrés y al personal de mantenimiento del Ayuntamiento de Almuñécar; por los cuidados diarios para la conservación del Patrimonio Cultural.