El poniente ha refrescado la temperatura de estos días centrales de agosto tras el prolongado calor del largo verano que llevamos, pero los bañistas protestan porque el agua se ha enfriado. ¿Preferían el calor húmedo con las noches de sábanas empapadas de sudor? Este calor tropical me provocaba la sensación tórrida de «La noche de la iguana», esa película de John Huston con texto de Tennessee Williams en donde Richard Burton y Ava Gardner no dejan de sudar sensualidad pegada a su ropa mientras se refrescan con fríos tragos de bourbon. Propongo que para el frio del próximo invierno, con sus restricciones de energía, pongan en la televisión pública un ciclo de películas donde el calor sea protagonista. A la ya dicha propongo Mogambo o el Gran Gatsby en su escena del apartamento neoyorquino o el mangerazo a Carmen Maura en la Ley del deseo o el refresco de respiradero subterráneo a Marilyn en la Tentación vive arriba. En este ferragosto se habría agradecido el Titanic con su gélido final. No obstante, el poniente no viene para quedarse y al parecer volverán los días de colores calientes y chicharras en sordina.
