Almuñécar volvió a celebrar la popular Romería de San Isidro, tras dos años ausente por la pandemia del Covid-19 y lo hizo con participación de carrozas y romeros de todas las edades en una jornada casi veraniega, para lo que fue de agradecer el regalo de abanicos desde la Concejalía de Fiestas para los participantes.
En esta edición, la novena que se ha podido celebrar organizada por la Hermandad de San Isidro y Virgen Madre de Torrecuevas, con el apoyo y colaboración del Consistorio sexitano, ha contado con la participación de 27 carrozas de todos los tamaños que dieron color y animación al recorrido.
La comitiva, encabezada por el Hermano Mayor de la Hermandad, Lucas Vallejo y los ediles sexitanos encabezadas por la teniente de alcalde, Beatriz González, acompañada del edil de Cultura y Fiestas, Alberto García Gilabert junto con María del Carmen Reinoso y Rafael Caballero, partía hasta el barrio de Torrecuevas donde tiene su sede la misma, al finalizar la misa de los romeros en la Iglesia El Salvador, en el almuñequero barrio del P-4.
En las calles adyacentes al templo era un ir y venir de romeros, caballos, carrozas y vehículos para dar forma al cortejo organizado por orden de inscripción y coordinado por la propia Hermandad.
“La participación de carrozas bajo algo con respecto a antes de la pandemia pero participación de personas que fue similar a la de años atrás. Hay que tener en cuenta que se vienen celebrando muchas comuniones en estas fechas, al igual que la cosecha de la níspola. Sin embargo el buen ambiente no faltó con caballos que acompañaron el recorrido y que fue incrementando su participación a medida que avanzaba el cortejo”, según informó el Hermano Mayor, Lucas Vallejo.
Abría la romería la Imagen de San Isidro que ocupaba un carro tirado por bueyes, llegados desde la localidad malagueña de Almayate. Durante el recorrido por el centro de Almuñécar, para evitar cruzar la Carretera Nacional 340, numerosos visitantes quedaron sorprendidos. El cortejo entró en la Vega desde la Carretera del Suspiro del Moro y la calle Molvízar, entre el bosque de chirimoyos, muchos de los cuales siguen en producción con la denominada “cosecha de primavera”, por lo que algunos romeros tuvieron tiempo de degustar la fruta más sexitana.
Cuando la comitiva entró, al completo, en el cauce del río Verde, llegó la primera parada para descansar y refrescarse, nunca mejor dicho. Sonaron las sevillanas. Fue el momento de comer, beber y bailar junto a las carrozas en un ambiente de hermandad, al que se sumaron también muchos residentes extranjeros.
Poco a poco el recorrido de los romeros se acercaba hasta Caicillos. Allí la zona fue acondicionada para la acampada cerca del puente que cruza la carretera autonómica A-4050. Hasta llegar al destino fue importante y destacada la labor de seguridad por parte de la Policía Local y Protección Civil que se distribuyeron por los cruces de calles y avenidas para ordenar el paso de romeros y vecinos que circulaban por el recorrido y que hizo que la novena Romería de San Isidro se desarrollara con el máximo esplendor.