Arcoíris

Abril se llevó las nubes y mayo florece de cielo plomizo. Poniente y levante se suceden como viejas dinastías en el reino de la climatología. La primavera no se deja ver, pues que es muy del terreno que la florida sea inestable con cielos cubiertos que derraman humedad. Así, el gentío va enervado con el trato de tanto viento, de tanta grisura, del sonido nervioso de las olas. El verano se presentará repentino y sin transición con algún leve anuncio en algunos días calmos. Mientras, la ciudad parece antigua bañada su orilla con la pálida blancura de la espuma. Al fondo, un leve arcoíris asoma desconfiado sin ímpetu.

 

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