Considerado el pintor que mejor supo captar el ambiente y la vida en el norte de Marruecos durante el Protectorado, Bertuchi nació en el granadino barrio del Realejo. Hijo de familia acomodada, sus padres le animaron a desarrollar sus habilidades artísticas desde temprana edad. Pasó sus primeros años y gran parte de su juventud en Málaga.
Como artista se formó en diversas Escuelas y Academias de Granada, Málaga y Madrid. Hacia 1918 se traslada a Ceuta y posteriormente a Tetuán, ciudad en la que permanece hasta su muerte en 1955.
Originarios de Malta, sus abuelos tuvieron que huir debido a las guerras napoleónicas estableciéndose en Granada a principios del siglo XIX.
El año 1898 viajó por primera vez a Marruecos invitado por un amigo de su padre, Aníbal Rinaldi. Un año después, en 1899, viajó por segunda vez a Tánger. Estos viajes contribuyeron a despertar en el su gran pasión “el mundo árabe”
Bertuchi fue un funcionario de la Administración colonial española en el Protectorado que, a pesar de su entusiasmo y cariño por el mundo marroquí, no duda, en elogiar las gestas militares de la conquista y colonización española. Desde este punto de vista, Bertuchi pintó Marruecos, sin dejar nunca de sentirse español.
A Bertuchi le interesan, sobre todo, los paisajes urbanos, nos muestra el discurrir de la vida cotidiana marroquí, sin destacar a ningún protagonista concreto, la multitud anónima es la protagonista. Sus personajes son gente normal, con sus problemas, inquietudes, como las gentes de cualquier otro pueblo. Bertuchi es el pintor de la vida cotidiana del Marruecos colonial español, un pueblo que vive su vida como todos los demás.
En 1928 es nombrado inspector jefe de los servicios de Bellas Artes y Artesanía Indígena del Protectorado llevando a cabo importantes trabajos de restauración del patrimonio cultural de Marruecos, convirtiendo a Tetuán en la capital cultural del norte de Marruecos.
En 1930 le nombran director de la Escuela de Artes Marroquíes de Tetuán, donde lideraría un proyecto de renovación pedagógica en sus talleres. Estas aspiraciones educativas culminaron con la creación de la Escuela Preparatoria de Bellas Artes en 1945 (hoy Instituto Nacional de Bellas Artes), desde entonces, uno de los centros artísticos más importantes de Marrueco. Del mismo modo, en su afán por la conservación y el fomento del patrimonio marroquí, fundó el Museo Marroquí (1948). Igualmente, colaboró con innumerables entidades e instituciones catalizadoras de ese gran proyecto colonial que constituyó el Protectorado español en Marruecos.
Aparte de su labor como funcionario, Bertuchi cultiva la ilustración, diseña sellos, postales y carteles para el turismo, la pintura costumbrista, paisajes urbanos y temas bélicos. Los carteles turísticos de Bertuchi, “han terminado configurando la imagen (colonial) de Marruecos”. A través de ellos podemos hacernos una idea de como era la vida en el PEM. Bertuchi consiguió transformar la percepción negativa que se tenía de Marruecos, debido a los conflictos bélicos, en una imagen cercana y amable, de un territorio amigo de España.
En 1928, el Correo español, va a realizar una emisión de sellos puramente marroquí. Se le solicitó a Bertuchi que realizara unos dibujos con temática local magrebí, con el fin de que pudieran ser reproducidos, más tarde, en una serie de sellos de Correos monográficos sobre Marruecos. Mariano Bertuchi hizo de sus sellos pequeñas ventanas a las que se asomaron los españoles y conocieron la cercana y diaria realidad marroquí, tantas veces esquiva.
También creó el Museo Etnológico de Tetuán. La Escuela de Artes Marroquíes, ahora Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, se mantiene viva cien años después de su fundación. El Rey de Marruecos, Mohamed V, decidió tras alcanzar la independencia de Marruecos, que todos los centros creados por Bertuchi continuasen con su labor.
Otro de los ámbitos en los que Bertuchi participó en la vida cultural del Protectorado fue la prensa, como miembro del consejo de redacción de la revista Tamuda, sobre temas marroquíes, así como en Ketama, suplemento literario de la misma, y en la revista Investigación Histórica y Científica, las tres editadas en Tetuán. Estas publicaciones reproducirán en sus portadas carteles llenos de motivos típicos de la zona: medinas, zocos, callejuelas, paisajes.
Mariano Bertuchi en colaboración con el arquitecto José Gutiérrez Lescura, proyectarán el diseño del pabellón marroquí de la exposición Ibero-Americana de 19929 en Sevilla
A través de su obra, Bertuchi, nos transmite su profundo afecto y amor por Marruecos y sus gentes, porque Marruecos fue su país de adopción, al que dedicó gran parte de su vida, y por el que trabajó y luchó hasta su final, consiguiendo recuperar, salvaguardar y fomentar sus artes y oficios, sus costumbres y tradiciones, así como restaurar y conservar su histórico acervo arquitectónico y urbano, en especial su Medina de Tetuán, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Conto con la estrecha colaboración de Abdeslam Benunna, (considerado el padre del nacionalismo cultural marroquí) quien le ayudó a poner en marcha diversos proyectos culturales que convirtieron a Tetuán en el gran centro cultural del Norte de África. Hoy en día siguen funcionando algunas de las instituciones que él dirigió, y las que se fundaran por su iniciativa.
Estas son algunas razones por lo que el nombre de Bertuchi estará vinculado para siempre a la acción cultural española en el Protectorado, pero sobre todo a la capital, a Tetuán.