Bitácora con salitre/ El alcalde de Villamayor de Calatrava

Texto y foto. Javier Celorrio

«Es extraordinario observar como vamos por la vida con los ojos medio cerrados» de Lord Jim escrito por Joseph Conrad

Me merece todo el respeto el alcalde de Villamayor de Calatrava, Juan Antonio Callejas, que ha decidido restringir al 50% del alumbrado público debido al impacto contable que supone el insoportable incremento de la luz a las arcas municipales. De no hacerlo, asegura el alcalde, habría que subirle los impuestos a los vecinos. Ese gesto de economizar en favor del ciudadano para ahorrarle más dolores de cabeza al bolsillo, no parece ser postura generalizada entre los gestores que gobiernan nuestras vidas cuando es el dispendio en favor de su popularidad electoral el efecto que pretende el político. Eso sí, con el dinero de todos.

Al caso, un concejal socialista de Motril al declarar el ayuntamiento que tiene superavit en sus cuentas, le ha pedido a la alcaldesa pepera que el dinero lo destine a limpiar del barro, producto de la calima, la ciudad. Digo yo que teniendo una borrasca encima se podría esperar unos días a ver si el cielo limpia lo que ensució o lo ensucia más, ya que el polvo parece que viene convirtiéndose en inseparable de la lluvia. Para ese superavit seguro que hay otros destinos mas sociales y necesarios. La impaciencia por la higiene del edil puede esperar a que se calme el cielo y luego hágase la limpieza de las calles y avenidas.

Otro caso de polo opuesto al del alcalde de Villamayor, es el anuncio de la consejera de Medioambiente de la Junta, Carmen Crespo, que destinará más de 4 millones de euros al arreglo de 25 vías pecuarias que van a la villa del Rocío, tanto por el impacto que tiene la famosa romería, como, ha subrayado poniéndose en guiño de rosario, velo y misal, el espíritu religioso de la misma. Es posible que algo de dinero necesiten esos pueblos que flanquean el camino, pero los millones multiplicados parecen excesivos a tal destino.

Mientras tanto, la inflación sube a la par que la gestualidad egocéntrica del presidente Sánchez y el excesos de plusvalías de los terrenos ganados al mar por los distintos boom de la construcción se va a tener que emplear en remendar la línea de costa que el ladrillo invadió y que la naturaleza reclama con precisión ejecutora con cada nueva borrasca.

«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. La edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos, íbamos directamente al cielo y nos perdíamos en sentido opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere tanto al bien como al mal, solo es aceptable la comparación en grado superlativo». Charle Dickens.

Quien polemiza con lo de Will Smith que lea la bitácora «Allí donde habita lo oscuro». Son los impulsos que delatan nuestro particular corazón de las tinieblas.

 

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