A Ángel Padilla, que me habla de los clásicos.
Los seres humanos estamos hechos de miedos, de temores, de alegrías, de esperanza. Me vino a la cabeza este título por una novela de Graham Greene que no he leído. Pero es que los grandes siempre enseñan algo, desde el título. Y recordé esa novela después de leer unas declaraciones del sociólogo Michavila, GAD3. Parece ser, yo no lo sé, pero eso leo, que iba a ser el próximo director del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), Feijóo triunfante. Pero Feijóo no triunfó, pese a las encuestas del GAD3. No llego a lo que decía Borges de que la estadística es el fracaso de la democracia. Pero algo apuntaba el magnífico argentino.
No entro tampoco en la amenaza de VOX de denunciar a Tezanos, actual director del CIS, por prevaricación, usar dinero público para fines particulares. Ahora el legítimo grupo parlamentario no podrá exponer a Tamames al ridículo de una moción de censura ni importunar al Tribunal Constitucional con ocurrencias de barras de bar, con perdón de ese templo de la amistad que son las barras de los bares. No le dan los números, como tampoco le dan al victorioso Feijóo, la gran esperanza blanca, para formar gobierno. ¡Qué le vamos a hacer! La democracia parlamentaria, no presidencialista, tiene esas cosas.
Dice Michavila que no se ponderó en sus encuestas el miedo a VOX. El factor humano, como dijimos antes. El miedo, la esperanza.
Yo creo que el bochornoso y fraudulento ataque de Feijóo a un desarbolado Sánchez, pese al triunfo aplaudido por la prensa falsaria, se volvió contra él. Somos humanos, porque somos compasivos, porque no hacemos leña del árbol caído ni escupimos a la cara del derrotado. Se equivocó el gurú MAR, si es verdad lo que dicen de que asesoró a Feijóo para ese cuerpo a cuerpo, y se equivocó Feijóo. Desde ese triunfo apoteósico, veánse las portadas del día siguiente de “El Mundo”, “La Razón”, “ABC” “et al”. Feijóo fue dando tumbos, como el borracho de alcohol o vanagloria, hasta que una periodista valiente, Silvia Intxaurrondo, nos enseñó la desnudez del rey. Feijóo acudió desnudo, revestido con los ropajes de la altivez y el menosprecio. “¿De dónde saca usted eso?”, le espetó a bocajarro a la periodista.
Además de un voto, una mano en la urna, somos personas. Y en ese territorio de lo humano hay que ser muy osados para entrar a saco, como hizo Feijóo con su altivez, y Michavila con sus encuestas.
“Cave canem”. Acudo al latinajo por aquello del “perro Sánchez”. ¿No habrá límites?
Tomás Hernández