Enjoy Communism / Zorrerío de postal / Francisco José Soriano Guzmán

En el Benidorm Fest se acaba de elegir la canción que España enviará al Festival de Eurovisión de este año, que se celebrará en Suecia. El título de la canción es “Zorra”. Para los despistados, el Benidorm Fest es una fiestuqui muy bien montada, que por el nombre me recuerda al October Fest alemán, con abundante codillo, pero con mucho más sol y mucha menos cerveza.
De entrada, me parece muy bien que los cantantes sean de mi quinta. Son un matrimonio alicantino, con dos hijos, ella con 55 años y él con 47. ¡Olé! Seguro que el éxito les ha llegado tras muchos años de trabajo, me alegro mogollón. Es un buen ejemplo para la gente joven, que recién salida del cascarón ya quieren un puesto de director general en una multinacional. El trabajo y la perseverancia están hoy muy en desuso.

Y también diré que la letra y la música me gustan. Hay que tener mucho valor para titular una canción “zorra”, por mucho que de empoderamiento femenino se trate.

Pues eso, que hoy toca hablar de zorras y zorros, cuyas variadas acepciones vienen en el Diccionario de la Lengua Española. Y zorres, para que nadie se sienta discriminado. Vamos a hablar, en resumen, del zorrerío.

Remedando la conocida marca de quesitos de mi infancia, diré que del zorrerío no me fío. Del zorrerío político, claro está. De ese zorrerío que nos tiene martirizados día y noche pensando en cómo sobrevivir a los impuestos; de ese zorrerío que nos quiere desplumar cuales gallinas (y gallos).

Ya se nos ha olvidado, pero el zorrerío nos tuvo secuestrados en nuestros hogares una temporadita cuando el bicho, pues el Tribunal Constitucional dijo que el confinamiento por el COVID fue inconstitucional. No se podía salir de la casa con un niño, pero sí con un perro. Hubo quien se hinchó en las urbanizaciones alquilando perros por horas. Qué mala memoria tenemos.

El zorrerío después se dedicó a sacar a delincuentes sexuales de la cárcel y a rebajar la pena a miles de ellos. Ni nos acordamos. Los condenados, eso sí, tan contentos. No recuerdo que nadie del zorrerío haya sido despedido, ni una triste tarjeta amarilla le han sacado. Dicen las zorras y los zorros que eso es progreso social y que así se protege a las mujeres. Encima de que nos tienen por gallinas, también por gilipollas.

El zorrerío ha acercado a los presos de ETA a las cárceles vascas, donde seguramente las autoridades penitenciarias vascas les darán mejor cuidado. Los jóvenes de hoy no saben nada de cuando en España, no hace tanto, se interrumpían los programas de televisión para informar que había habido un atentado de ETA, con muertos y heridos. Día sí y día no. Miles de vascos se tuvieron que ir de sus casas, la vida les iba en ello. Muchos, entre los que me incluyo, mirábamos los bajos del coche por si nos habían adosado un regalo en forma de bomba.

Pues, fíjate tú, ahora el zorrerío está a buenas con BILDU, en cuyas listas se integran condenados integrantes de esa banda terrorista. Están a partir un piñón. Qué frase más apropiada.
Como no podía ser menos, el zorrerío también quiere modificar el concepto de terrorismo para indultar a los imputados y condenados por las gravísimas actuaciones cuando el golpe del zorrerío catalán. Y quiere amnistiar el terrorismo porque así se garantiza los votos de un puñado de diputados de Junts. Por si no lo saben, Junts es un partido catalán, independentista, de extrema derecha, al que votaron en las últimas elecciones el 1,6 % de todos los votantes. Ese 1,6 % gobierna con sus diputados el monipodio, cual novela de Rinconete y Cortadillo. ¿Qué hace el zorrerío de la izquierda y extrema izquierda apañándose con el zorrerío de la extrema derecha? Son todos zorros, no hay más explicación. Hubo uno más listo, sin duda, que se escondió en un coche y sentó sus reales en Waterloo, donde un día fue derrotado Napoleón. Desde allí manda en España y se ríe del zorrerío español. Otros, menos avispados, pasaron por el talego, eso ya les va en el cuerpo.

La lista de fechorías del zorrerío sería interminable y se actualiza diariamente. Es un no parar.

La canción española de Eurovisión, a la que deseo la mejor de las suertes, habla de “zorra de postal”. Pues eso, los españoles estamos en un zorrerío de postal. La canción viene que ni pintada.

Aunque, para postales bonitas, cualquiera de nuestra extensa Costa Tropical. Costa Tropical fox free (para los que no sabemos inglés, Costa Tropical libre de zorros) podría ser un buen eslógan. Fuera el zorrerío, que no me fío.

 

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