Textos y fotos: Javier Celorrio
Su despacho es un ir y venir de personas de distintos ámbitos ( lleva cinco concejalías) y con proyectos variados que igual encuentras a un pintor, a un docente, que al empresario de atracciones de feria. Dice no saber de donde saca tiempo, pero también sociabiliza y acude a todas la actividades que desde sus distintas concejalías se organizan. Se le puede calificar de un todo terreno, tal su actividad, pero también por una veta de interés hacia todo. Si se agobia lo disimula y si se cabrea sonríe. Se aprecia que lo que dice lo vive y siempre desde un punto de vista de equipo; el «yo mismo» parece no ir con él y en realidad en ningún momento se tiene la impresión que se deje llevar por el ego. También, Alberto García Gilabert, sabe esquivar las preguntas trampa con la que buscamos ese talón de Aquiles que hacía al héroe de la Iliada vulnerable. El concejal parece que se bañó entero en el río Estigia y no hay Paris que pueda acertar con el dardo. Tras la pandemia (de no venir otra) está organizando la vuelta a la normalidad de sus áreas, estas complicadas por implicar la interacción de personas ( espectáculos, fiestas, aulas ), y también porque llevaba apenas nueve meses de gestión cuando se declaró la pandemia. Y aunque recibió el legado de una excelente gestión anterior, a cada cual cuando se muda a una nueva casa gusta hacer cambios donde sentirse a gusto. Y prueba de ello, la incorporación este verano pasado a la agenda cultural sexitana de un festival de cine Mediterráneo o una agenda con más de sesenta actividades en la programación navideña de estos días y durante este 2021 de restricciones varias ha llevado a cabo unos doscientos actos de distinta índole.
¿Cómo vivió aquellos primeros momentos de la explosión del Covid?
Se vivió con mucha preocupación. Hay que recordar que el principio fue muy caótico y el mundo en general no sabía que hacer. En ese aspecto creo que el equipo de Gobierno de Almuñécar reaccionó muy bien y enseguida tomamos decisiones siempre con el objetivo de cuidar al ciudadano y obviamente muy preocupados. Desde el primer momento se tomaron medidas, y me atrevo a decir, hasta adelantándonos a las que vinieron con posterioridad de otras administraciones. Ten en cuenta que Almuñécar fue uno de las primeras localidades donde se declaró el primer foco de infecciones, y para colmo en el Centro de Salud, enseguida fue prioritario cerrar espacios públicos incluso antes de que lo declarará el Estado. La verdad es que fuimos eficientes y también la colaboración ciudadana fue muy importante. Recuerdo aquellos primeros días en el que no había mascarillas y tuvimos que buscar tela apropiada para hacerla y la cantidad de voluntarios y voluntarias que nos llamaron para ofrecerse a realizarlas. La verdad es que no querría vivir otra vez algo así, pero es emocionante recordar aquellos momentos de tanta solidaridad.
¿ Y cuando dijeron que finalizaba, entre comillas, el confinamiento pero con restricciones?
Fueron momentos de muchas dudas y miedos. Era mucha responsabilidad, pero también había que contar con el factor económico y salíamos de una paralización total. Poco antes de aquel verano del 2020 las medidas contra la pandemia se relajaron algo y concretamente en el ámbito cultural se empezó a permitir eventos culturales al aire libre, siempre con altas medidas de seguridad. Personalmente tenía dos opciones, anular toda la programación cultural para ese verano o intentar hacerlas con toda la precaución posible. Si no se hacía tampoco pasaba nada, pero también era muy duro pensar en la cantidad de gente del mundo cultural que económicamente se quedaban sin nada. Me decidí por la segunda opción, absolutamente siguiendo todas y cada una de las medidas impuestas por las autoridades sanitarias. Y ahí volvimos a ser pioneros, ya que cuando no se celebraba nada en ningún sitio, por ejemplo los veraniegos festivales de jazz, nosotros hicimos Jazz en la Costa, si bien, ya digo, que con un aforo muy reducido y con artistas cercanos y no internacionales, pero se hizo. Moralmente creo que se le debía a todo el tejido artístico que lo estaba pasando tan mal, apostar por ellos, ya que cuando estábamos encerrados tanto nos ayudó a pasar el confinamiento. En todo momento hemos seguido a rajatabla las indicaciones sanitarias y haciendo cosas según las mismas. Me satisface no haber cerrado, pero reitero que la colaboración ciudadana ha sido vital para que todo salga bien.
En los últimos años el desarrollo turístico va muy ligado a la oferta cultural que nos diría qué oferta Almuñécar en ese aspecto.
Un potencial tremendo. En Almuñécar hay una tradición cultural que es insoslayable y como ejemplo están las 36 ediciones del festival de jazz y las mismas del certamen Andres Segovia. También en estos días hemos convocado la 24 edición de las cartas de amor y desamor o el Teatro Grecolatino de septiembre. Pero aparte de esto o de la extensa programación mensual que se realiza en cultura, Almuñécar tiene un patrimonio histórico que se remonta a 3.000 años y eso hay pocas ciudades que lo puedan decir. Muchas localidades costeras tienen sol y playa, pero pocas tienen en su ámbito el añadido del paso de las civilizaciones más importante de la Historia. Quiero decir con esto que tenemos un enorme potencial de posibilidades bien respaldado por nuestro excepcional clima, por nuestra gastronomía u ocio y que son alicientes para el visitante. Y ese es uno de mis objetivos, que Almuñécar sea un referente de Cultura en mayúscula tanto por su agenda de actividades como por su patrimonio. En mi opinión tenemos muchos perfiles que mostrar para que el visitante no se aburra.
¿Pero los propios conocemos tantas posibilidades?
Tenemos un pueblo excepcional y eso lo debemos valorar desde dentro. Claro que faltan cosas y que hay que tener un sentido crítico, siempre constructivo, pero creo que es muy importante que el almuñequero sepa valorar y defender lo que tiene y para eso es imprescindible conocer su historia. Uno de mis principales objetivos es mantener que desde los colegios el alumno conozca el patrimonio, que sepa de donde venimos y con ese conocimiento se educa el futuro y cada vez ser más consciente de lo que realmente somos. Mi antecesora en el puesto, Olga Ruano, puso en marcha un proyecto que se llamaba “Un mar de historia” y que focalizaba precisamente que desde la docencia se estimulara el conocimiento de lo que fuimos, ese poner foco a los vestigios de nuestra historia me parece fundamental y desde mi concejalía de Cultura y Educación se está ampliando e incrementando el programa tanto en las edades de los niños como en las rutas a visitar.
Hace poco la consejera de Cultura de la Junta, en un acto público, ofrecía su apoyo para solucionar alguno de los problemas administrativos que sigue teniendo Almuñécar como por ejemplo el caso del reconocimiento de los museos. ¿Cómo van esas relaciones?
Tenemos muy buena relación con la Consejería de Cultura de la Junta y estamos tratando un protocolo de actuación con tres puntos básicos. Uno es la ayuda de la Junta para nuestro patrimonio arqueológico que posibilitara convenios con la Universidad de Granada y otras por los cuales nos visitaran arqueólogos a hacer prácticas. Otro punto es la promoción cultural con distintas ayudas y la legalización de los tres museos pero reorganizando sus funciones. En este sentido, el museo Claves de Almuñécar recogería la protohistoria y la parte contemporánea; el de Siete Palacios se centraría la parte romana y finalmente a la instalación del interior de San Miguel se destinaría los hallazgos arqueológicos de la época musulmana. La intención es incluirlo todo en la ruta museística de Andalucía, lo que permitirá poder acceder a distintas ayudas administrativas. También quiero mencionar la puesta en valor de espacios como Puente de Noy con un centro de interpretación; restaurar algunos tramos del acueducto y en el castillo de San Miguel, en su parte sur de la Coracha, del que ya tenemos un proyecto técnico, incorporarla en perfecto estado a ese conjunto monumental.
Me resumiría su proyecto, que me parece atender a una conjunción de las áreas que usted gestiona y que evidentemente tanto Fiestas, como Educación o Cultura tienen confluencias?
El resumen de mi proyecto es simple: conseguir que tanto sexitanos como visitantes amen nuestra ciudad, la valoren y vean en ella el mejor sitio donde vivir. Para ello desde mis áreas de gestión trabajo intensamente para ofrecer una educación patrimonial e histórica de nuestra ciudad, unida al valor que es amar lo que conoces. Desde el área de fiestas, trabajamos para ofrecer jornadas de ocio y de convivencia entre todos nuestros vecinos; que disfrutemos unos junto a otros, que disfrutemos de nuestro clima, de nuestras calles y plazas, y de nuestras tradiciones, que tenemos que apoyarlas y fomentarlas; porque es nuestra cultura, nuestra forma de vida.
El área de cultura es una de las áreas más fuertes de este Equipo de Gobierno y desde que es alcaldesa Trinidad Herrera. La apuesta por la Cultura en todos sus ámbitos es una puesta fuerte y esencial y así va a a continuar mientras yo sea el responsable. Mi objetivo es claro; crear un ambiente cultural todo el año. Que se piense en Almuñécar como una ciudad cultural, la capital cultural de la Costa Tropical, una ciudad con una agenda cultural constante, animada y variada, donde todo tiene cabida y todo tiene su espacio: flamenco, teatro, jazz, música clásica, etc. Almuñécar es Cultura y ese axioma tiene que ser una de nuestras marcas de presentación:
Cultura artística y Cultura Patrimonial y en este sentido Almuñécar respira historia. Mi apuesta es también firme y constante en este sentido, y estamos trabajando intensamente para fomentar, cuidar y poner en valor nuestros más de 50 puntos arqueológicos y cerrar así una confluencia: Patrimonio, Tradición y Cultura, un resumen de lo que es y ofrece Almuñécar, la mejor ciudad del mundo.