Juan Nieto Rosado (San Roque 1854 – Arcila 1925) está considerado el primer maestro español enviado por Madrid a Marruecos. En 1909, por Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública, lo nombran maestro en la escuela que se acababa de crear en Larache y se traslada a Marruecos con su señora. En la inauguración de la escuela estuvieron presentes el cónsul español, Juan Zugasti, y numerosos marroquíes que colaboraban con los españoles, si bien no fue hasta 1911 cuando las tropas españolas controlaron la ciudad. La escuela comenzó con una matrícula aproximada de setenta alumnos, entre los cuales se contaba un elevado número de estudiantes hebreos. Ejerció en Larache, con un sueldo de 3000 pesetas anuales. Le acompaña su mujer, doña Dolores Galán Silva que era maestra y desarrolló una importante labor docente. En Larache estuvieron poco tiempo, pues la vida en la ciudad del Lucus no debía ser fácil.
En una carta remitida por el maestro español al cónsul de Larache, tan solo unos meses después de su llegada, señalaba la escasez de alumnos de la escuela, a la que asistían regularmente once alumnos en sesión diurna y quince en sesión nocturna, y expresa su decepción por no haber alcanzado los objetivos previstos.
El Sr. Nieto fue trasladado a Arcila el 31 de diciembre de 1910, donde toma posesión el 1º de enero de 1911, ante el agente consular don Isaac Benschetón iniciando allí sus tareas en una escuela a la que acudían niños musulmanes, españoles e israelitas y para la cual se había habilitado un local en la calle Real, por 65 pesetas mensuales. El 4 de enero del mismo año fue nombrado Auxiliar de la Escuela, para las clases de árabe, Sid Mohammed ben Ahmed el kalai el Sebti, más conocido por Ahmed Mogador, súbdito español y táleb del Consulado de España en Arcila, el cual quedó encargado de la escuela Hispano-Árabe al ser creada ésta en 1º de enero de 1915, quedando el Sr. Nieto como Director de la Escuela española.
Una R. O. de 28 de noviembre de 1911 nombró a su esposa, doña Dolores Galán Silva, maestra de la primera escuela de niñas y, en adelante, ambos, marido y mujer, trabajan juntos y ven su labor recompensada por dos RR.OO, una de 19 de abril de 1912, en la que se le felicita por la extraordinaria labor que vienen realizando, y otra de 2 de marzo de 1916, por la que se les concede la Medalla de África.
Sin embargo, y a pesar de que el local donde se imparten las clases estaba insuficientemente dotado, los resultados académicos superaron las expectativas. Un informe del inspector Ricardo Ruiz Orsatti dice que es “absolutamente necesario y urgente destinar un edificio amplio y expresamente construido a estas escuelas”. A los pocos meses aparece en el “Boletin Oficial de la Zona” una partida de 35.405,85 ptas para la construcción de una nueva escuela.
La construcción del nuevo edificio comienza a fines de 1917, inaugurándose en octubre de 1919. Hasta entonces habían estado instaladas en una casa propiedad de los Sres. Halliday, de Gibraltar.
En julio de 1925, se asignaron a Nieto siete mil pesetas anuales entre sueldo y gratificación, más una gratificación para casa; pero poco pudo disfrutar de estos haberes, pues tres meses después falleció, a los setenta y tres años de edad.
En Larache y Arcila había una sección israelita en los Grupos Escolares ‘Yehudá Halevy’ y ‘Juan Nieto’, respectivamente. En ellos recibían los niños de esta religión las enseñanzas en español que correspondían al programa primario y, además, la debida instrucción religiosa mosaica.
Nieto mantuvo una extensa correspondencia. Diplomáticos y hombres de ciencia le escribían, y él a todos contestaba. Son numerosas las cartas de don Julián Ribera, el gran maestro del arabismo español, en las que le encarga datos y fotografías de Arcila o le agradece un envío. Ribera lo admiraba sin conocerlo personalmente, pues cuando estuvo en Marruecos en 1914, especialmente comisionado para redactar un informe sobre la enseñanza, no pudo llegar a Arcila escribe lo siguiente:
“No habiendo podido ir a esta población (Arcila) por el mal estado del mar y la inseguridad de los caminos por tierra, tuvimos que informarnos indirectamente desde Larache y Alcázar por medio de las personas que mejor conocían la situación de la enseñanza en aquella población. El actual Agente consular de España en Alcázar, que antes estuvo ejerciendo el cargo de Canciller del Consulado en Arcila, D. Ismael Almanzor, nos habló detenidamente y con elogio de las escuelas españolas de Arcila, dirigidas por el excelente matrimonio señores Nieto. Confirmó después estas noticias el Cónsul actual de Arcila por el informe adjunto, obtenido por mediación amable y solícita del digno cónsul en Larache, Sr. Buigas.»
Don Juan Nieto fue un maestro que dejó en muchos de sus alumnos una huella imborrable, porque sabía sacar lo mejor de ellos, los trataba con respeto y se hacía respetar, valoraba sus esfuerzos, los comprendía, les trasmitía hábitos, buenas maneras, valores y sentimientos. Fue su profunda vocación profesional lo que le hizo superar las múltiples dificultades tanto materiales como culturales, que iba encontrando, pues la Administración disponía escasos recursos y costaba mucho cambiar los hábitos socioculturales, es decir, convencer a los padres marroquíes que llevasen a sus hijos a las escuelas que estaban creando los españoles.
Sus restos descansan, junto a los de su esposa, en el cementerio de Arcila, en Marruecos, en ese Marruecos que tanto amó. Y su nombre designó durante muchos años el Grupo Escolar hispano-israelita de Arcila.