La bandada

Foto y texto: Javier Celorrio

Los pájaros en invierno toman la playa: son gaviotas desalojadas por el turista estacional de los veranos. Es una colonia que deambula por las playas en sus trabajos alimenticios y que cada vez al haber menos pesca de cercanía el pájaro se hace mas carroñero y para colmo condenado a tener que convivir con las palomas. Todavía una y otra se soportan indiferente por un guardar las formas. Acaso, el dominio del ave pescadera sobre la orilla no ha sido invadido y tal vez sea eso la entente entrambas: un pacto político de guerra fría; la gaviota más virulenta en el graznido, la paloma es de zureo más diplomático. La bandada tiene un recuerdo genético de cuando el condumio venía del mar en los amaneceres y la pesca local era industria, sea por eso que siguen asomándose a la orilla; al atardecer se encaraman a la crestería de las rocas; al anochecer a las almenas de la vieja fortaleza. Pero los barcos no vienen y en invierno los niños no dejan los restos de la merienda en la arena. Ellas vuelan como ucronía fotográfica que inventara una traiña cargadita de pescado en un paisaje de esos de al sur del invierno.

 

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