Los orígenes del “Rosario de la Aurora” de La Herradura / José Ángel Ruiz Morales

 

A Francisco Barbero Domínguez que me puso en la pista…

El llamado “Rosario de la Aurora” en España hunde sus raíces en la Edad Media, pero es sobre todo en la segunda mitad del siglo XVII cuando el Rosario, público o callejero, comienza a manifestar el clima misional barroco y la fuerte influencia clerical, llevando la presencia de Cristo y de la Virgen María a todos los rincones de la España de la época. Primero fueron los padres Dominicos los que en el siglo XV y XVI comenzaron a fundar las Cofradías del Rosario, pero posteriormente, van a ser los jesuitas los que, a través de las llamadas Misiones Populares, extenderán el rezo del rosario durante los siglos siguientes.

Sabemos, por los datos históricos conocidos, que el primer edificio estable que se construyó en La Herradura, después de la despoblación de la alquería de Jate en 1526, fue Casa Fuerte en el año de 1765 y que ésta contaba con una capilla para que la tropa pudiese realizar allí sus rezos diarios. Posteriormente, tras la edificación del castillo en el año 1771, esta Casa Fuerte pasó a propiedad de la familia Márquez, que fue la que en las primeras décadas del siglo XIX, según nos dejó escrito el maestro Eduardo Palomares, financió la construcción de una pequeña iglesia en la plaza de San José, lugar donde comenzaron a asentarse los nuevos pobladores del pueblo, entre ellos la familia de los “Garzolio Narri”, procedentes de la ciudad italiana de Noli.

En el año 1849 se dice que hacia el este del castillo hay una venta y algunas chozas y posteriormente en 1873 se confirma que estas chozas se están convirtiendo en una barriada con su iglesia. Esta barriada contaba en 1885 con unos 300 vecinos.

Esta pequeña iglesia situada en la plaza de San José va a recibir el 9 de noviembre del año 1891 la vista de dos misioneros jesuitas: el padre Francisco de Paula Tarín, conocido por el sobrenombre de “El León de Cristo”, y el padre Ortega. Ambos estuvieron en La Herradura y Almuñécar hasta el día 29 del mismo mes, llevando a cabo su misión de adoctrinamiento, que invariablemente comenzaba cada día con la llamada al “Rosario de la Aurora”, y para que acudieran los fieles, se cantaba por las calles una serie de coplillas, llamando a los fieles a acudir a la misa: “Los faroles ya están encendidos y nuestros hermanos no quieren venir. Llamaremos ángeles del cielo, que al Santo Rosario vengan a asistir. Te vengo a decir, te vengo a decir que al Rosario de la Aurora tocan y nuestro hermanos no quieren venir.”

No podemos olvidar tampoco, que en esta época, Rafael y Encarnación Márquez poseían gran parte de la tierra de La Herradura. Encarnación Márquez fue protagonista en muchos aspectos de la vida social, cultural y religiosa de Almuñécar y La Herradura a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, fue benefactora de estas misiones, llegando a enviar un carruaje cuidadosamente preparado, según la crónica, con una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que el padre Tarín necesitaba para consagrar el pueblo de Molvízar el día 23 de diciembre de ese año 1891, devolviéndose la imagen el día 27 del mismo mes, pero no en carruaje, sino a hombros en procesión desde Molvízar a Almuñécar. Dice la crónica que esa mañana “había salido de Almuñécar el Rosario a las siete de la mañana, y lo mismo de Salobreña, guiados por sus banderolas […] para esperar la otra comitiva del Sagrado Corazón.”

No podemos saber por qué esta tradición arraigó de esta manera en La Herradura, aunque posiblemente el hecho de que fuera un pueblo con pocas décadas de vida, que necesitaba encontrar su propia idiosincrasia, hiciese que esta tradición popular quedara como una seña de identidad propia hasta transformarse en una tradición popular herradureña que cada año al acercarse la Navidad vuelve a llamar a sus vecinos a celebrar el Rosario de la Aurora, como ha venido sucediendo desde hace 129 años.

 

También podría gustarte