El título de esta croniquilla no es metafórico, ni busca el insulto, por supuesto. Es la constatación de una extrañeza. En escena Feijóo, de pie, frente al atril. Al otro lado un público reducido, sentado en unas sillas con fundas de tela blanca. Tras Feijóo un campo de maíz. No es un mitin a lo plaza de toros, es algo más recogido, ¿Por qué los campos de maíz? Me pregunto desde que vi tan insólito escenario. ¿Será símbolo de algo a lo que uno no alcanza? Vaya usted a saber.
Feijóo desgrana su letanía de tópicos. Especial atención a la unidad patria. El sanchismo pretende abolir la soberanía nacional con sus pactos perversos con ETA (duele seguir escribiendo esas siglas), y los filoetarras de Bildu y los independentistas de Cataluña. Sorprende oír afirmaciones tan rotundas en boca del presidente del partido que en cuarenta años de democracia propició, por su incapacidad y altivez, una declaración de independencia. Fugaz, pero la hubo, como hubo mesas y urnas y papeletas y votantes. La política del partido fue despedir a los policías y guardias civiles que se enviaron de refuerzo a Cataluña al grito de ¡A por ellos!, como quien va a un partido de fútbol, no era el caso, o a la guerra.
El segundo mantra del maizal fueron las propuestas de abolición de las nefandas leyes del sanchismo. Incluida la ley del “sí es sí”, cuya reforma se había aprobado en el Parlamento con los votos del PP y el PSOE unas semanas antes. Pero la confusión siempre es rentable.
No habló Feijóo, no habla nadie, de educación. ¿Cuándo entenderemos que ahí empieza todo, lo bueno y lo malo? De bajada de impuestos habla Feijóo, siempre, pero nada dice si piensa desvincular las pensiones del IPC. Porque su partido nunca congeló las pensiones, dicen, aunque la subida era tan mísera que no alcanzaba ni para pagar el franqueo de la carta en que se comunicaba.
Feijóo abrirá las puertas de VOX, ya lo está haciendo, y debería pensar que ese gesto irá siempre unido a su nombre, a su gobierno al menos, y eso será nefasto para él, para su partido y para esta querida patria nuestra y de todos. Debería saber, está en los libros, que el fascismo es, fue y será siempre una ideología perversa. El neofascismo de VOX también y que la sombra de Ayuso es alargada.
Tomás Hernández