Qué fue primero ¿las migas o la lluvia?

 

Las lluvias animan a los fogones a hacer las migas. Pero tal como están las cosas hagamos migas para atraer la lluvia. Las migas son un plato muy tradicional de la gastronomía nacional, y no podía ser menos de la sexitana. Si bien las hay de pan, algo más complicadas, las que más se cocinan son las de harina de trigo y especialmente en días lluviosos. Aunque no sabemos si con las migas vienen las lluvias o estas son reclamo a la otra.

Se acompañan de sardinas, boquerones, longaniza, pimientos y variantes como cebollitas, pepinillos o aceitunas. Las posibilidades son grandes y todas ellas sabrosas.

En los bares es común encontrarlas como tapa y son muy recordadas las que se hacían en el mítico Choco, ya desaparecido, por la mano magistral de Angustias que tanto a las sardinas o boquerones a la brasa como a las migas daba el toque exacto logrando su textura y sabor perfecto.

¿Las hacemos?

Se calienta el aceite de oliva en una sartén honda. Se fríen los ajos enteros, sin pelar. Se sacan y se fríen los pimientos cortados en tiras. Se sacan y se añade la panceta, cortada en tiritas. Se retira. Se deja el aceite en el fuego y se pone sal y una cucharada de harina espolvoreada por encima. Esta operación se hace para que el aceite no salte mucho al añadir, rápidamente para que la harina no se queme, los tres vasos de agua. Cuando el líquido llegue al punto de ebullición, se añaden los tres vasos de harina. Se mezcla bien la masa y, con el canto de la paleta, se van haciendo cortes en la harina para dar salida al agua. Se baja el fuego y, cuidando que la masa no se agarre, se sigue trabajando la masa con el canto de la paleta para que se vayan formando bolitas pequeñas y doradas. Una vez tome ese aspecto toda la masa, estarán listas las migas. Se sirven acompañadas de las rabanillas peladas, los pimientos, la panceta, el ajo, las aceitunas y al menos una sardina asada por comensal.

 

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