Hallazgo de una puerta Taifa escondida en El Majuelo

Texto: Manuel Pérez Asensio, arqueólogo director en la Muralla de la Alfarería y Elena Navas Guerrero, arqueóloga del Ayuntamiento de Almuñécar

En el s. XI, el ejercito Zirí, encabezado por Zawi ben Ziri, se trasladó desde el norte de Argelia a al-Andalus para servir como mercenarios a las órdenes de Almanzor. En 1013, fundaría la Taifa de Granada, un reino independiente musulmán que surgió con la desintegración del Califato de Córdoba.

De la dinastía de los Banu Zirí, se conoce la vinculación con Al-Munakkab, especialmente la del rey Abd Allah, gracias al hallazgo de sus memorias, que se encontraron en Fez, en el año 1930, en una cámara secreta junto a la mezquita. Por este escrito conocemos que reforzó las defensas de la ciudad ante el temor de un ataque del rey cristiano Alfonso VI, preparando su posible huida en barco.

Al-Munakkab se amuralla en el s.XI en todo su perímetro, comprendiendo la zona baja de la ciudad ante el temor a un ataque sorpresa desde la taifa rival de Málaga. Son murallas edificadas con la técnica constructiva del tapial, encofrando grandes cajones rellenos de tierra, piedras y lechadas de cal. Hasta ahora se había pensado que las murallas de la zona baja de la ciudad eran de época nazarí, pero la investigación actual indica que se construyen en época taifa, rodeando todo el perímetro del Cerro de San Miguel y Cerro del Castillo, comprendiendo la Colina de la Iglesia y estableciendo un sistema de bastiones de vigilancia y defensa de la desembocadura de los ríos Verde y Seco, así como la línea de costa.

Lo más sorprendente de esta fortificación es que se sirve de potentes construcciones de piedra de época romana como sólida base para las torres y murallas. En el caso concreto de la muralla medieval del Majuelo, en época taifa se está reutilizando edificaciones anteriores en el tiempo para generar espacios defensivos con una posición avanzada desde la línea de muralla y así proteger el acceso a la ciudad por una puerta que ya existía en época romana.

En la zona norte del Majuelo se conservan diferentes construcciones de época medieval entre las que distinguimos cuatro torres, varios muros y una gran estructura escalonada, que suele interpretarse también como torre. Todo este conjunto nos tenía reservadas tres gratas sorpresas: La primera es que la muralla es mucho más antigua de lo que se pensaba, se trata de una fortificación realizada en el s.XI, en época taifa. La segunda es que se están reutilizando construcciones de época romana para generar el sistema defensivo medieval, y la tercera, es la existencia de una puerta de entrada a la madînat de época taifa que ya fue un acceso en época romana.

Se erigen estas estructuras sobre los restos romanos previos, fundamentalmente un gran podio, que se interpretó como templo dedicado a la diosa Minerva, y una escalinata con rampa adosada a él. La investigación arqueológica ha descubierto una puerta de acceso a la ciudad que se oculta entre dichos restos y que se extiende entre las viviendas y patios cercanos.

La puerta está defendida por un interesante sistema de barbacana que aprovecha el espacio en ángulo que queda entre muralla y muro romano. Así, dos de los grandes ventanales romanos del edificio fueron cerrados con muro de tapia medieval, y el tercero, en el extremo sur y junto a la rampa, fue reutilizado como entrada, razón por la cual se abocinó uno de los laterales, estrechando el vano hacia el exterior.

Al otro lado de la rampa se desarrolla otro sistema de barbacana, sirviéndose de una gran estructura escalonada medieval que cierra totalmente el paso, impidiendo subir por la ladera y adosando un muro de tapia adelantado al trazado de la muralla, formando otro espacio en ángulo para proteger la puerta por el lado este.

La rampa medieval aprovecha la rampa romana, que debió de ser más ancha, pero se ha perdido la parte sur. Al final de la rampa hay una pequeña torre, que dificulta el paso, pero no lo cierra. Adosado a la torre hay una construcción de sillares, que se interpreta como el muro que da forma a la puerta, y la pequeña torre sería el apoyo de dicha puerta.

La puerta es un ascenso en rampa, que obliga a un recodo antes de encarar el vano. Si ascendemos por la escalinata y la rampa, tras pasar la pequeña torre, la única opción es girar al norte hacia el interior de la ciudad. En la actualidad un muro de mampostería, construido en época reciente, cierra el paso a los patios que, en realidad ocupan lo que aún en los planos catastrales se ve que es una calle antigua.

Ya en los años 80 del siglo XX, el entonces arqueólogo municipal de Almuñécar, Federico Molina Fajardo, comprendió que formaba parte de una entrada a la ciudad romana, aunque no reparó en la evolución medieval y supuso que la puerta se situaba en las inmediaciones de la Alfarería, errando así en la ubicación.

La puerta taifa es la fortificación de una puerta romana, de la que aún se conservan algunos restos; luego los restos romanos son incorporados como elementos activos al sistema defensivo medieval de muralla con torres y barbacanas flanqueando una puerta en recodo. Este es uno de los aspectos más importantes del complejo, pues muestra la continuidad entre los restos de dos épocas históricas.

Para la ciudad de Almuñécar supone una magnífica proyección cultural al contar con restos arqueológicos que permiten la investigación científica para el conocimiento del pasado, sumado al disfrute de uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad, que ofrece una lectura visual completa de más de 2000 años de historia, pues sobre la factoría de salazones, dominada por el podio del templo romano, se alza la muralla taifa y la puerta de entrada a la ciudad. Todo el conjunto constituye una vista espléndida de la fachada oeste de Almuñécar que, conecta arquitectura romana y medieval, remontando los antiguos acantilados hasta llegar a la Alcazaba.

 

También podría gustarte