Con un ‘lleno’ vendido en apenas una semana, el concierto de apertura de la presente edición del festival Jazz en la Costa no pudo ser más espectacular. El bajista estadounidense Stanley Clarke levantó al público de sus asientos con un ejercicio de electricidad de un nivel descomunal, tanto el suyo, a los 72 años, como el de sus jovencísimos acompañantes en el proyecto S.C.N 4ever, un homenaje desde su mismo nombre al legado compartido con el recientemente desaparecido Chick Corea. El festival Jazz en la Costa está organizado por el Ayuntamiento de Almuñécar y la Diputación provincial.
Superada ya la barrera de la setentena, Stanley es un catedrático en activo que ejerce en directo. Por Almuñécar pasó dos veces, una tutelando al rabillo de lagartija Hiromi, y otra con una guardería de auténticos fieras, como los de anoche, con los que se combina en todas las posibilidades matemáticas. Gusta de ejercer el patriarcado sonriendo y dando paso con patente amabilidad a sus chavales, como ellos le aplauden reverencialmente cada solo… ¡Y qué solos! Veamos, hay contrabajistas que llevan el ritmo y decoran algo los márgenes, y otros que dominan el arte de la ventriloquía; Clarke cuando abraza el contrabajo es poesía pura, técnicamente deslumbrante pulsando notas múltiples, armónicos pellizcados… y si ya se embala parece increíble que esas manazas adquieran semejante vértigo como si fuera lo más normal del mundo. Con saber que a los veinte años ya le llamaban ‘The legend’ está todo dicho.
El concierto, se puede decir que fue un homenaje a la marca que consiguió introducir el Jazz en el circuito de Rock, de hecho el ambiente en la platea fue más de veteranos del Rock que de contemplativo Jazz académico. Return to Forever, estuvo presente en el fondo y en la forma, en el recuerdo y la actualidad, porque la alegría sonora de Corea se mantiene exactamente igual de fresca y vivaracha que hace ya casi medio siglo. Un concierto descomunal que fue, en velocidad e intensidad, de mucho más tronío y ritmo a mayor sensibilidad y reposo, las dos caras ‘a’ de este mito de la música contemporánea.
Miércoles 19: Hiromi
Desde el lanzamiento en 2003 de su álbum debut Another Mind, producido por Richard Evans y Ahmad Jamal, Hiromi (Hamamatsu, Japón, 1979) ha cautivado al público con una energía creativa que abarca y eclipsa los límites del jazz, la música clásica y el pop, llevando la improvisación y la composición a nuevas alturas de complejidad y sofisticación.
La primera profesora de piano de Hiromi, Noriko Hikida, la introdujo en el mundo del jazz a los ocho años y la ayudó a acceder desde esa temprana edad a la parte intuitiva de la música, presentándola también a los grandes pianistas Erroll Garner y Oscar Peterson.
Después de concluir sus estudios en la Escuela de Música Yamaha, se trasladó a los Estados Unidos para estudiar en el Berklee College of Music en Boston. Entre sus mentores estaba el bajista y arreglista de jazz Richard Evans que, junto a Ahmad Jamal, produjo su primer disco: Another Mind, un éxito de crítica en América del Norte y Japón (Disco de Oro y Premio al Álbum de Jazz del Año). El asombroso debut de Hiromi no fue más que un pronóstico del jazz que estaba por llegar, con excelentes discos colaborativos como Duet, junto al pianista Chick Corea, o Jazz in the Garden, con el contrabajista Stanley Clarke. Entre sus proyectos propios destacan, además de sus grabaciones de solo piano, sus cuatro discos en formato trío o su reciente Silver Lining Suite, en quinteto, en el que ejemplifica su hibridez virtuosa y amplio rango emocional.
Hiromi, que ya nos deslumbró en sus actuaciones en Jazz en la Costa junto a Stanley Clarke en el año 2010 y Edgar Castañeda en 2017, regresa a Almuñécar con su nuevo proyecto, Hiromi´s Sonicwonder, junto a una nueva banda que se presenta en los mejores festivales de Europa durante el mes de julio, anticipo del nuevo disco que saldrá al mercado en octubre.