El personaje retratado parece un hombre primitivo sobrecogido sobre la inmensidad del paisaje que lo envuelve y ese sol, que pareciera amanecer iracundo, seguramente le atemoriza. Intenta gestionar su asombro de ser primitivo, asido a la esperanza de sobrevivir en el orden natural de los contrarios. Es unan hormiga erguida que ha inventado el alma como arma contra el miedo, pero, como la hormiga, expuesto a cualquier contingencia exterminadora del ángel omnisciente que nos mira.