Texto: Elena Navas
Fotos: J Celorrio y archivo costadigital.es (Cr)
La iglesia de la Encarnación de Almuñécar es un elemento patrimonial de enorme importancia histórica y artística, entre otros motivos, por tres razones fundamentales: Primero, porque es el edificio más representativo de la Almuñécar Cristiana; en segundo lugar, porque es la primera iglesia que se construye en la diócesis de Granada de planta “Herreriana”, siguiendo el estilo de la Contrarreforma, y en tercer lugar porque tiene la peculiaridad de ser una iglesia fortaleza.
La construcción de la iglesia de Almuñécar tiene como fecha de finalización el Año 1600, como figura en el frontón de la fachada principal. Su ejecución se vio envuelta en acontecimientos sociales, religiosos y culturales importantes del s.XVI, como fue la Guerra de las Alpujarras y la expulsión de los moriscos; las Guerras de Religión en Europa y la Guerra con el Imperio Turco Otomano en el Mediterráneo, lo que ralentizó bastante su edificación.
En 1567, se promulga la Pragmática Sanción de Felipe II que prohíbe a los moriscos el uso de su lengua, de sus vestimentas y de sus costumbres, motivos que se unieron a la presión fiscal para que el descontento se tornara en rebelión en la Navidad de 1568, que se fue expandiendo por la Axarquía, el norte de Granada y algunas zonas cercanas a la costa. A la cabeza estaba Fernando de Córdoba y Valor, conocido como Aben Humeya, porque se consideraba descendiente de la dinastía Omeya; tras su asesinato será su primo Diego, llamado Aben Aboo, quién tome el relevo. Felipe II pondrá a su hermano no reconocido, D. Juan de Austria, al frente de los tercios de Italia con la orden de sofocar la rebelión. Se convierte en la Guerra de las Alpujarras, que dejará una enorme pérdida humana y económica en estas regiones, quedando numerosas iglesias quemadas y destruidas. Para D. Juan de Austria supuso el mando de la flota en la batalla de Lepanto en 1571 frente a al imperio Turco Otomano; para los moriscos supuso la expulsión del reino de Granada.
La expulsión de los moriscos dejó sin mano de obra gratuita las obras públicas, entre ellas el mantenimiento y construcción de las iglesias, además privó de los impuestos que pagaban, con lo que los medios para la construcción de iglesias eran escasos, pues resultaba muy costoso comprar material de construcción y el pago de la mano de obra.
Por otra parte, la reforma protestante en Europa tuvo respuesta de los países católicos con la llamada reforma católica o Contrarreforma. El rey Felipe II, en su afán de destacar el dogma católico, ordena a su arquitecto, Juan de Herrera, que elabore un proyecto de iglesia que se ajuste a las nuevas ideas religiosas, creándose en 1580 un modelo de iglesia que se denominarán de corte “Herreriano” o de la “Contrarreforma”.
En la diócesis de Granada comenzarán a construirse en 1589, cuando toma posesión de su cargo como arzobispo de Granada, D. Pedro de Castro, quién encargará a su arquitecto, Ambrosio de Vico, la ejecución de diferentes iglesias, tomando como modelo el proyecto de Juan de Herrera, pero adaptándolo a las características de cada lugar y sobre todo, de las posibilidades económicas. Estas nuevas iglesias estarán consagradas a la Encarnación del Señor, como muestra evidente del sacramento más importante para el catolicismo, como es la eucaristía; la principal diferencia frente a los protestantes.
En Almuñécar se hace evidente la búsqueda de exaltación del catolicismo, pues se construyó una iglesia grande, en un lugar que destacaba del entorno, como era la cumbre de uno de los tres cerros que componen la ciudad antigua, utilizando como cimientos los restos de una antigua construcción romana, que la levantan del suelo como si de un pódio se tratara, resaltándola de manera que la iglesia resultaba un edificio imponente, visible desde muchos lugares, y su toque de campanas podía oírse por todo el territorio.
Por otro lado, a lo largo de todo el s. XVI, las incursiones piratas por la costa del reino de Granada suponían una amenaza continua, por lo que muchas iglesias de la costa se construyen como si fuesen fortalezas, para impedir el saqueo y destrucción de las iglesias. De esta manera, tenemos como resultado la iglesia de la Encarnación de Almuñécar, con la particularidad de que sirviese para el oficio religioso, pero también para la protección de la población.
La iglesia se construye con gruesos muros, revestidos de ladrillo y piedra, que montan sobre una base de sillares de piedra toba; esto la convierte en un edificio muy sólido y resistente a la artillería, sin artesonados de madera para que no se pudiera incendiar. El tejado tiene una cubierta que permite subir hasta ella y moverse de un extremo a otro, protegiendo con pretil. También cuenta con una esbelta torre campanario que servía de atalaya, y desde la que se podía avisar a la población a través de sus campanas con el toque a rebato.
Su carácter de fortaleza queda de manifiesto también durante las guerras napoleónicas, pues en 1812, mientras el castillo de San Miguel es bombardeado por una escuadra inglesa, los franceses se retiran hasta la iglesia, lugar donde se resguardan.
Quizá una de las circunstancias que pueda resultar más interesante de esta iglesia, sea que la planta original no se ha visto alterada en todo este tiempo. En 1966 se construye la capilla de la Virgen de la Antigua, patrona de la ciudad, adosándola en el lateral sur, algo que motivó el traslado de la conocida como Puerta del Sol, que se abrió un tramo más al oeste y a la que se añade el tejadillo sobre dos columnas de mármol gris antiguas, posiblemente reutilizadas. Posteriormente, también se añadió un cuerpo a toda la fachada sur, para cumplir funciones de salones de catequesis, sacristía y casa del cura, pero los muros genuinos se conservan en perfecto estado.
La iglesia de Almuñécar se construyó en un lugar muy especial, repleto de historia, pues esta colina se utilizó como lugar de enterramiento en distintas épocas; además, en ella construyeron los romanos un gran edificio, quizá relacionado con la recepción y distribución de agua. En 1605, durante la construcción de la conocida como Puerta del Sol, los obreros encontraron una sepultura fenicia; por tanto, podemos pensar que en el subsuelo de la iglesia pudieran conservase los restos de una antigua necrópolis fenicia, quizá poco alterados, ya que la iglesia de la Encarnación de Almuñécar monta sobre los muros romanos que sobresalen de la superficie, y aunque la iglesia era campo santo y las personas más pudientes se enterraban en el interior (hasta 1851, cuando el cementerio se traslada al castillo de San Miguel), es posible que las tumbas cristianas no hayan alcanzado los niveles de sepulturas hipogeo fenicias.
Es una suerte contar con espacios de tan alto potencial arqueológico, que constituyen auténticas reservas de información para la investigación del futuro, también para las personas interesadas en el patrimonio cultural, el que Almuñécar cuente con un elemento patrimonial de características tan relevantes como la Iglesia de la Encarnación, que se ha mantenido prácticamente indemne a lo largo de sus 423 años de existencia.
Elena Navas es arqueóloga del Ayuntamiento de Almuñécar