Toda imagen es objetiva y subjetiva. La hay impactante por su belleza (no olvidar que la belleza es transgresión) y hay alguna, como la presente, por ilustrar temporalmente un estado subjetivo de quien la mira. Las leyes de los fenómenos de la entropía son patentes en la foto: el desorden invadirá la superficie.
Recuerdan a Luis Miratville? Para quien no, recordar que era un divulgador científico que con su programa Visado para el futuro nos hablaba desde la televisión de los sesenta de lo hallazgos que posibilitarían nuestro actual futuro como la informática o la robótica. En un libro, del mismo nombre que uno de sus programas, escribía lo siguiente: «Mantener la casa en orden requiere un esfuerzo. Y, sin embargo, no precisa hacer ninguno para que el desorden invada su apartamento». Pero ¿ y si el desorden es lo que tomamos por orden y éste encubriera al primero? Leo Ana Karenina, con ese principio de certidumbre de que «las familias dichosas se parecen, y las desgraciadas, lo son cada una a su manera». Sin las últimas no habría novela y creo que sin la entropía tampoco.