Una imagen mineral

El pescador, en este fondo de oro y zafiro, es un engarce de negro azabache. La figura es arquitectura clásica como silueta eslabonada al paisaje eterno del mar que desbordado frisa la rivera. El hombre, el que pesca, puede que sea un ser de cercanía o lejanías de Heidegger. De cualquier manera la metafísica esta barrida por el joyerío del oro y el pavé del azul zafiro: es un recortable de hombre que está ahí a su asunto del ocio mañanero atrapado por la luz de un sol, entreverado de nubes y brisa fría, que ha convertido la imagen en deslumbramiento estético y al hombre en mineral de azabache blando.

 

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