Y por la primavera el mare apertum

 

Los antiguos conocían bien el comportamiento climático estacional del Mediterráneo, y a efectos de navegación dividían el año entre una época apropiada, el mare apertum, inaugurado con la ceremonia del Navigium Isidis descrita en «La Metamorfosis» de Apuleyo, y el mare clausum, época en la que la navegación no estaba prohibida pero se intentaba evitar a menos que fuese imprescindible.

y el sacerdote consagra una nave, que estaba allí, con una vela bordada con letras de oro, expresando los votos para una feliz navegación. Los presentes, tanto los profanos como los fieles, amontonan en ella cestas con ofrendas y arrojan al mar una papilla hecha con leche. Una vez botada la nave, la procesión regresa al templo. Allí el sumo sacerdote y los que llevaban las cinco imágenes divinas, lo mismo que los iniciados, penetraron en la cámara de la diosa. Después, uno de ellos, a quien todos llamaban grammatea, de pie delante de la puerta convoca en asamblea a los pastóforos —los que componen el colegio sagrado…
… y pronuncia votos de prosperidad para el emperador, el Senado, el orden ecuestre, el pueblo romano, para los navegantes y para los navíos que en todo el mundo se hallan bajo el Imperio Romano. A continuación proclama en griego y siguiendo el rito griego la apertura de la navegación: πλοιαφέσια

 

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