«Una estrella nueva -semejante al cometa que aparece de3 cuando en cuando en el cielo para anunciar el nacimiento de un Profeta o la muerte de un César- los había guiado hacia Judea» Giovanni Papini
Cometa o estrella? Los ufólogos, en sus especulaciones, señalan que pudiera tratarse de la señal de un ovni avisando de que la Historia se iba a escribir de otra manera. No sabemos si con el tiempo los portales de Belén por venir llevaran sobre el establo un platillo volante con personajes alados con escafandras y trajes de material fluorescente.
Varias han sido las interpretaciones barajadas, y sea que la más exacta es la de un cometa y concretamente el cometa Halley, aunque algunas fuentes certifican que «según los registros, el cometa más cercano a la fecha del nacimiento de Jesús fue el famoso cometa Halley, el cual, sin embargo, visitó la Tierra en el año 12 a.C. Además, los cometas por aquella época eran considerados señales de mal augurio, por lo que resulta aún más improbable que este fuera contemplado como una señal divina de la llegada a la Tierra del hijo de dios«.
Otra explicación sugiere que «la Estrella de Belén pudo ser en realidad una supernova, es decir, la explosión de gran magnitud que acompaña a la muerte de algunas estrellas. Las supernovas, de hecho, son susceptibles de emitir luz durante días e incluso semanas, lo que podría haber dado lugar a la creencia de que una nueva estrella habría nacido en el cielo. Sin embargo, los registros vuelven a refutar esta otra hipótesis, ya que supernova más cercana de la que se tenga información tuvo lugar unos 185 años después del nacimiento de Jesús«.
En el siglo XVI fue el astrónomo y matemático renacentista, Johannes Kepler, quien hizo referencia a un fenómeno acaecido seis años antes , pero que ocurrió seis años antes de la fecha oficial del nacimiento que fue la conjunción entre Júpiter, Saturno y la Luna, el cual supuso que podría haber brillado con tan intensidad en el cielo como para ser considerado la señal que puso en camino a los Reyes de Oriente. No obstante, «cálculos muchos más aproximados de la posición de los planetas del sistema solar a los que Kepler no pudo tener acceso, parecen indicar que los gigantes del sistema solar, en realidad, no se aproximaron tanto como para brillar con una intensidad excepcional sobre los demás astros«.
Pero la última de las hipótesis barajada apunta a Sirio, «cuya luminosidad a finales de diciembre domina el cielo junto a la Luna. Sirio de hecho, es una estrella con el doble de la masa de nuestro Sol y que supera su brillo hasta 20 veces. Identificable a la izquierda del cinturón de Orión, según algunos astrónomos fue esta estrella, denominada «Sirius» en latín, «aquella que brilla», la que guio a los Reyes de Oriente hacia Belén, algo que parece respaldado por el hecho de que durante siglos, la misma sirvió a los navegantes para orientarse en el hemisferio norte durante la noche«.
De todas, nuestra sentimentalidad se queda con esa de la estrella y su cola en papel plateado sobre el cartón piedra del establo donde la imaginación recorría el Misterio haciendo y viviendo la historia más grande jamás contada. Era cuando se cantaba lo de aquello de ya vienen los reyes por el Cenicero y que creo era una zona a la entrada de Almuñécar por la carretera de Granada. Sea que por ello este año se ha colocado una estrella en ese punto de entrada a la ciudad.