Desde la antigüedad, la Luna ha ejercido una gran fascinación debido a su belleza, proximidad y su nexo con la noche ha creado un fuerte lazo con el ocultismo llenando de leyenda y tradiciones todas las culturas que en el mundo han sido.
En el siglo XX los letristas de coplas, boleros, tangos y fados ha recurrido a la Luna para impregnar sus canciones de un romanticismo exacerbado, pero también la música clásica ha inspirado a grandes maestros como Beethoven o Debussy y en las escenografías de ópera el satélite ha llenado escenarios para escenas de Verdi o Bellini.
Nuestra movida también tuvo la Luna de referente en canciones tales como El hombre lobo está en París o en el pop con Walking on the Moon de The Police mientras selenitas cruzaban el nocturno sky line de las ciudades abordo de los sicotrópicos.
Y en el cine quién no recuerda aquella maravillosa «La luna» de Bertolucci
Selene nos atrae y es por tanto que los seres humanos hemos adjudicado y hecho una serie de suposiciones de como ella influye en nuestras vidas
Así, se cree que las iniciativas y las decisiones que se tomen en una fecha cercana a la Luna llena dan resultados rápidos y mejores o que el número de partos aumenta notablemente en los plenilunios al igual que las relaciones sexuales son más fértiles en esa fase. Pero dicen que la luna de agosto lleva cierto malditismo y aunque «lunático» viene de luna, éstos abundan sin luna que lo valga.
En cuestión de belleza, muchas personas creen que bañarse el rostro con agua previamente expuesta a la luz de la luna llena favorece la piel.
Y pese a que la Luna es el único satélite al que hasta ahora ha viajado el hombre y del que tenemos mayor información, no obstante la magia de Julio Verne o los Lumiere sigue acompañándonos mientras la visualizamos.
Aunque, no con precisión se cree que la diosa púnica Tanit pudo serlo también de la sexitania donde como en Ibiza o Cádiz tuviese especial veneración y conocemos que el culto a esta diosa estaba asociado a la Luna y la fertilidad.
La luna tiene mucho que ver en mi exposición #ProyectoDark2020.
J Celorrio