Textoy foto Javier Celorrio 13-5-24 La fuente, la fontain, la cascada, la estatua, el azulejo…, en definitiva que al Abderramán, que ya le salió a Moreno microcefálico por un poner demasiado escorzo al mozo, ahora le han puesto a los pies una waterfall racionalista y con azulejo hidráulico como de cocina de Cuéntame. Almuñécar o no tiene suerte con sus fontanas o es que sus alcaldes no pillan punto en eso que llaman mobiliario urbano. La única fuente con carácter que uno recuerde fue la de El Altillo (¡Qué pesado con El Altillo!), las otras son albercas decoradas y en algún caso sin funcionalidad alguna como la de los bajos del paseo y que además se corona de una figura esculpida entre lo egipcio y el prehelenismo, que a lo mejor lo que el escultor quiso hacer fue un homenaje a la tosca figura del Polimedes de Argos. Y digo yo que ese Niagara en miniatura forrado de hidráulico también está pensado como homenaje, pero en este caso a Marilyn y su película del mismo nombre y con intención que los tictoqueros visitantes se retraten con la sensual pose facial que adoptan en ese instante del click instagramer y que sin duda inauguró la Monroe con su morrito en rouge pasión y cejas altas . Sabemos que el equipo de Gobierno de Ruiz Joya no paran de hacer contenido en redes a la manera de los y las influencers, asunto que les parece mal al renovado socialismo local que critica tanta presencia de los peperos en plataformas, mientras ellos pagan publicidad en Face para hacer una pregunta al alcalde y nuestro presidente, socialista también, pasa siete pueblos de la prensa y comunica al personal su decisión de ejercicios espirituales mediante una carta en X. ¡Ay, Señor! Para mí que la fuente o la waterfall se propone como fontana, aunque no creo que tenga pretensión, mayormente por espacio, a que venga alguna Anitona Ekberg a sumergirse en ella; a lo más algún incívico tras el baño a limpiarse los pies de arena de la cercana playa. Para fuente la de la plaza de Los Higuitos; ese desgaste en su brocal como recuerdo al tiempo perdido de Proust o a literatura de Galdós y a nuestra propia mismidad de recuerdo, nostalgias, responsos. ( anterior entrada)