9 de abril Texto: Javier Celorrio Dicen que este mes entre eclipses, luna nueva, conjunción de Júpiter y Urano y el sol en nuestro signo a los Tauro nos cambia la suerte a partir del 21. Miro en unas revistas de hace años y a mi horóscopo le ponen lo mismo. Me pongo en vena (a la suerte hay que ayudarla) y hago una lista de propósitos para esa nueva racha de positividad que me viene. El primero, tirar la revista donde leo esa predicción. Segundo, despistar cuanto pueda a cualquier tóxico que de seguro sé que me va a contar monsergas y atracar mi intimidad. Tercero, dejar de fumar por razones obvias como de salud y además lo recomienda la economía. Al respecto sepan que la buena vida es para los de rentas altas, siempre ha sido así y lo será. El quítate tú para ponerme yo es el principio de cualquier cambio, aunque los cursis se pongan eruditos diciendo la frase del príncipe de Lampedusa. Otro propósito para estos días en evitar cualquier video de la boda de Almeida; sólo me interesaría esa boda si el pincel de Goya la hubiera pintado. También en estos días los oráculos europeos anuncian vientos de guerra, lo achaco a que su inoperancia no tienen respuesta al hedonismo que nos habita y a su falta de estrategias para evitar la debacle. Ese «ya lo advertí» es un tópico que siempre se dice cuando ya no hay remedio. Una tarde de viernes viendo Ripley, una serie basada en la novela El talento de Mr Ripley de Patricia Highsmith. La novela ha tenido distintas adaptaciones cinematográficas, la última la hizo Anthony Minghella con Matt Damon y Jude Law. Ahora vuelve recreada en blanco y negro en un tiempo lento con mucha recreación fotográfica en esteticismo neorrealista italiano de la dirección de Steven Zaillian, que ya hiciera la sobresaliente serie ‘The Night Of’ y guionista de títulos como «La lista de Schindler» o «Gangs of New York». Andrew Scott es el encargado de interpretar al escurridizo Tom Ripley con todos sus matices. Me anima a releer las cinco novelas donde el personaje es protagonista. Causal o casual conozco a un ingles, creo que dijo de Manchester, se llama Tom, Tom Ripley. Dirán que estoy loco, pero es cierto que se llama, o eso dijo, como el Ripley de la Highsmith. Al caso le llamo Tomás sin preocuparme que nombre y persona sean impostura.
La foto que acompaña esto es otra casualidad o casualidad: caen las gafas sobre la cara de Marlon en una revista. No sé si esto tendrá algo que ver con el horóscopo. No sé si esto tendrá que ver con Ripley. No sé si habrá que estudiarlo a la manera de un oráculo. (Anterior entrada)
